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La llegada de un cachorro a casa

  • vet-astilleropedrena
  • 14 abr 2016
  • 4 Min. de lectura

Una vez tomada la decisión de ampliar la familia con un miembro canino y antes de la llegada del éste, debemos hacer una inspección general de la casa y de los lugares a los que vaya a tener acceso para garantizar su seguridad.

Hay que tener en cuenta que los cachorros son muy curiosos y debemos quitar de su alcance cables, enchufes, plantas tóxicas, productos químicos ...etc, en caso de tener escaleras deberemos colocar una valla como las que se utilizan con los niños para evitar posibles caídas.

Si nuestra mascota va a pasar mucho tiempo en el exterior, se debe examinar con cautela el jardín para asegurarnos que esté libre de hoyos, y asegurarnos que no se haya usado ningún herbicida ni insecticida que pueda poner en peligro la vida de nuestra mascota.

Es muy importante que todos los miembros de la familia faciliten la adaptación del animal a su nuevo hogar, si tienes niños pequeños, es fácil que quieran jugar todo el tiempo con el cachorro y lo cansen en exceso. Debes imponerles la norma de no despertar nunca al cachorro.

Es imprescindible visitar al veterinario lo antes posible para que le efectúe un reconocimiento, elabore su cartilla de vacunación y nos resuelva todas las dudas que nos hayan podido surgir.

Tendremos que ser muy pacientes y tratarlo con mucho cariño, sobre todo los primeros días, puesto que llegará a casa confundido y abrumado. Para él, la llegada a la nueva casa representa un cambio brusco de todo lo conocido hasta entonces. Debemos permitirle que olfatee, explore y corretee por todos los rincones de la casa.

Entre tanta excitación es posible que se produzca el primer pipí ya que el gran nerviosismo puede influir en sus esfínteres.

No te enfades con tu cachorro si orina en la alfombra; podrías hacer que se sintiera inseguro. Prueba a dejar hojas de periódico o alfombrillas especiales para cachorros en una zona restringida de la casa y llévalo después de cada comida. Prémialo con muchos halagos cada vez que haga sus necesidades.

También debemos mostrarle lo antes posible su lugar de descanso; la mantita o la cama donde deseamos que duerma. Deberemos llamarlo por su nombre y empezar a utilizar; el “NO” rotundo y tajante cuando intente hacer algo indebido y el “Muy Bien” para premiarlo por una buena conducta.

¿Qué debe comer?

La alimentación en esta etapa es de vital importancia para asegurar una buena salud durante el resto de su vida.

La manera más sencilla de cubrir todas sus necesidades es con un pienso de gama alta que favorezca su desarrollo, tu veterinario puede informarte sobre los distintos tipos de alimentación, ten en cuenta que dependerá de la edad que tenga ahora, el peso actual y el que vaya a tener en un futuro, estado de salud...etc

No todos los perros tienen las mismas necesidades.

Lee siempre atentamente las instrucciones del envase de su comida, ya que constituyen un buen punto de partida. En la parte posterior del saco suele venir una tabla que nos indicará la cantidad que necesitará al día.

Utiliza comederos y bebederos de acero inoxidable o cerámica, recuerda que les encanta jugar y morder todo.... y los comederos de plástico pueden acabar siendo un juguete más. Si son más pesados, será más difícil que tú (o tu cachorro) los volquéis por accidente.

El paseo

No deberás sacar a tu cachorro a pasear hasta que tu veterinario te lo indique, se debe haber terminado la pauta de vacunación para que pueda estar en contacto con otros perros y pasear por zonas en las que hayan estado en otros animales.

Hasta entonces, podemos hacer que se acostumbre al collar y a la correa, ponérsela de vez en cuando para que cuando llegue el momento de salir no le resulte extraño ni incómodo.

No te olvides de una placa identificativa con su nombre y tu número de teléfono.

El aseo

Al igual que con los paseos, la recomendación es no bañar a nuestro cachorro hasta terminar con el ciclo de vacunación, ya que es una situación estresante que puede afectar a su sistema inmune. En caso de tener que hacerlo, lo haremos con los mismos criterios como si estuviéramos bañando a un bebé: con productos específicos para ellos, temperatura y agua adecuada, y secándolos bien después con una toalla o con un secador con aire templado.

Todo ello en un ambiente lo más tranquilo posible y ... ¡con mucha paciencia!

Todos los días dedicaremos un tiempo para su cepillado, sea cual sea su longitud de pelo. Si le acostumbras desde pequeño dejará de ser una obligación, incluso se puede volver uno de los momentos más gratificantes para el animal si comienzas a cepillarlo con regularidad. Esto te permitirá examinar al perro, encontrar pulgas, garrapatas... etc

Un alto porcentaje de perros tiene problemas dentales a partir de los tres años de edad. Es más que probable que al cachorro no le haga ninguna gracia que le anden hurgando en la boca con un cepillo, así que es aconsejable usar el dedo durante las primeras semanas de inicio de los cuidados dentales. Lo único que debemos hacer por ahora, sin embargo, es lograr que se acostumbren a que frotemos con suavidad sus dientes y encías, con cierta regularidad.

Cuando el cachorro ya experimente el hábito de la limpieza bucal como algo normal, se debe realizar una vez por semana. Podemos ir cambiando, de modo progresivo, el uso del dedo por la utilización de un cepillo dental y una pasta dental específica para cachorros. Existen en el mercado cómodos modelos que permiten insertar el dedo índice. Incluso los hay que vienen acompañados de masajeadores de encías.


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